Thirty-third Sunday in Ordinary Time [Cycle C] – November 13, 2022Malachi 3:19-20a | Psalm 98 | 2 Thessalonians 3:7-12 | Luke 21:5-19 |
XXXIII Domingo Ordinario [Ciclo C] – 13 de noviembre, 2022Malaquías 3:19-20 | Salmo 97 | 2 Tesalonicenses 3:7-12 | Lucas 21:5-19 |
From the Holy Gospel according to St. Luke: By your perseverance you will secure your lives. |
Del Evangelio según san Lucas: Si se mantienen firmes, conseguirán la vida. |
Reflection by Br. Carlos Salas, OP: Waiting for the Lord’s coming requires action. It is not the same as waiting in line to make a deposit at the bank or to pay at the supermarket. Today we are easily bored, and we quickly look for our smartphone to be distracted and pass the time. Often, we compare our Christian life this way: we look for distractions to avoid focusing on what really concerns us and is important in our lives. On the contrary, waiting for the Lord’s coming is like doing the math in preparing a deposit or putting food in the shopping cart at the supermarket. Waiting for the Lord’s coming requires action. That’s why St. Paul wrote to the Thessalonians saying, some are conducting themselves among you in a disorderly way, by not keeping busy but minding the business of others. He is writing to those who live as if they were simply in line, glued to their videogames, social network, selfies, or productivity. Minding in everything yet doing nothing. Doing nothing of what is expected of us. This is what we call sloth. Waiting for the Lord’s coming requires action. But not any action because sloth is not simply not doing anything, sitting or laying in bed all day. Sloth is also occupying ourselves with things that are of less importance to evade the obligations we have. This is manifested in our jobs, family, relationships, and especially our Christian life. We become conformed with what we have, feeling comfortable, and we forget that everything we have is a gift from God. This is why Jesus refers in the Gospel today to our admiration of the material world. He doesn’t say it’s bad, but that the days will come when there will not be left a stone upon another stone that will not be thrown down. And when everything material is destroyed, we will be left each before God. We will have nothing to present to Him but our works from our faith in Him. Waiting for the Lord’s coming requires action. This action in preparing for His coming, for the end times, must be done today. Besides the sin of sloth, we must also be wary of the sin of presumption, in which we suppose that because God is merciful, we will not change those parts in our life that do not direct us to God. We continue by our ways, ignoring God’s commandments, the Church’s teachings, the Sacraments that Jesus instituted, and our calling to serve others (especially the poor) and to share the Gospel. It isn’t that we can earn the mercy and the love of God. God’s love is unconditional. The difference is that our inattentiveness to how God wants us to live can a way of saying that we do not accept this love and mercy. This is why waiting for the Lord’s coming requires action, because God didn’t build us as statues to wait for His coming in line, but He made us of flesh and bone that we may enjoy this life without losing the focus of the eternal life that He promises us if we live according to His decrees. This promise has been described by the prophet Malachi in the first reading as a blazing oven for those who have not taken action. And for those who have received the word of God and practiced it, for you who fear my name, there will arise the sun of justice with its healing rays. |
Reflexión por Fray Carlos Salas, OP: Esperar la venida del Señor requiere acción. No es lo mismo que esperar en línea para hacer un depósito en el banco o para pagar en el supermercado. Hoy día nos aburrimos fácilmente y buscamos rápidamente por nuestro teléfono inteligente para distraernos y pasar el tiempo. Muchas veces, así comparamos nuestra vida cristiana: buscamos distracciones para no enfocarnos en lo que realmente nos preocupa e importa en nuestras vidas. Al contrario, esperar la venida del Señor es como hacer las cuentas para preparar un depósito o poner la comida en el carrito de compras en el supermercado. Esperar la venida del Señor requiere acción. Es por esto que San Pablo le escribió a los Tesalonicenses diciéndoles, algunos de ustedes viven como holgazanes, sin hacer nada, y además, entrometiéndose en todo. Él está escribiéndoles a los que viven como si estuvieran haciendo línea, pegados a juegos, redes sociales, “selfies,” o productividad. Entrometidos en todo, pero haciendo nada. Haciendo nada de lo que se espera de nosotros. A esto se le llama pereza. Esperar la venida del Señor requiere acción. Pero no cualquier acción porque la pereza no es simplemente no hacer nada y estar sentado o acostado todo el día. La pereza también es ocuparnos con cosas de menor importancia para evadir las obligaciones que tenemos. Esto se manifiesta en nuestros trabajos, familia, relaciones, y especialmente en nuestra vida cristiana. Nos conformamos con lo que tenemos, nos sentimos cómodos, y se nos olvida que todo lo que tenemos es regalo de Dios. Por eso Jesús se refiere en el evangelio de hoy a nuestra admiración al mundo material. No dice que es malo, pero que días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido. Y cuando todo lo material se destruya, solo quedaremos cada uno de nosotros frente a Dios. No habrá que presentarle más que nuestras obras de nuestra fe en Él. Esperar la venida del Señor requiere acción. Esta acción en prepararnos para la venida del Señor, para el fin de los tiempos, debe hacerse hoy. Además del pecado de la pereza o el ocio, debemos tener cuidado del pecado de la presunción, en el cual suponemos que porque Dios es misericordioso, no cambiaremos aquellas partes de nuestra vida que no nos dirigen a Él. Seguimos por nuestros caminos, ignorando los mandamientos de Dios, los preceptos de la Iglesia, los Sacramentos que Jesús instituyó, y nuestro llamado a servir a los demás (especialmente a los pobres) y a compartir el evangelio. No es que podamos ganarnos la misericordia y el amor de Dios. El amor de Dios es incondicional. La diferencia es que nuestra falta de atención a cómo quiere Dios que vivamos es una forma de decirle que no aceptamos este amor y misericordia. Es por eso que esperar la venida del Señor requiere acción, porque Dios no nos hizo estatuas para esperar Su venida en una línea, sino nos hizo de carne y hueso para disfrutar esta vida sin perder el foco en la vida eterna que Él nos promete si vivimos según sus decretos. La promesa ya la ha descrito el profeta Malaquías como un horno ardiente para los que no han tomado acción. Y para los que han tomado la palabra de Dios y la han practicado, para ustedes, los que temen al Señor, brillará el sol de justicia, que les traerá la salvación en sus rayos. |
Something to bring to prayer:
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Algo para traer a la oración:
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