Twenty-second Sunday in Ordinary Time [Cycle B] – August 29, 2021 Deuteronomy 4:1-2, 6-8 | Psalm 15 | James 14:2-3a, 3bc-4ab, 5 | Mark 7:1-8, 14-15, 21-23 |
XXII Domingo del Tiempo Ordinario [Ciclo B] – 29 de agosto, 2021 Deuteronomio 4:1-2, 6-8 | Salmo 14 | Santiago 1:17-18, 21b-22, 27 | Marcos 7:1-8, 14-15, 21-23 |
From the Letter of James: “Be doers of the word and not hearers only, deluding yourselves.” |
De la Carta del Apóstol Santiago: “Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos.” |
Reflection by Br. Carlos Salas, OP: One of the most challenging things for a parent is probably that they cannot control what their children do. This is true for both biological and spiritual parenthood. The parent gives statues to follow exactly, “you shall not add to what I command you nor subtract from it.” Yet, each person’s autonomy makes it almost inevitable that some of those statues will be corrupted. That is how God has approached giving us His commandments for our best interest from the time of Moses. Along the way, there are people in our lives who gently remind us of these statues, like St. James: “Humbly welcome the word that has been planted in you and is able to save your souls.” And our Lord Himself helps us discern and points out which laws we are following out of habit and not from the heart, out of love for God, self, and others. God is that parent who tells us what is in our best interest, His will, and walks with us along the way, even when we deviate from His law. |
Reflexión por Fray Carlos Salas, OP: Una de las cosas más desafiantes para un padre es probablemente que no pueden controlar lo que sus hijos hacen. Esto es verdad para ambas paternidades, biológica y espiritual. El padre le da mandatos a seguir exactamente, “No añadirán nada ni quitarán nada a lo que les mando.” Sin embargo, la autonomía de cada persona lo hace casi inevitable que algunos de esos mandatos sean corrompidos. Así es como Dios ha afrontado darnos Sus mandamientos para nuestro mejor interés desde el tiempo de Moisés. A lo largo del camino, hay personas en nuestras vidas que gentilmente nos recuerdan de estos mandatos, como el Apóstol Santiago: “Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos.” Y nuestro Señor mismo nos ayuda a discernir y nos señala cuales leyes estamos siguiendo de hábito solamente y no desde el corazón, por amor de Dios, de uno mismo, y de los demás. Dios es ese padre que nos dice lo que es en nuestro mejor interés, Su voluntad, y camina con nosotros en el camino, aun cuando nos desviamos de Su ley. |
Something to think about:
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Algo en que pensar:
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